jueves 28 de marzo de 2024
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Sebastián Romero, "El Gordo Mortero": entre el estigma social y la defensa de los derechos.

jueves 27 de agosto de 2020

Tras más de dos años prófugo en Uruguay después de ser individualizado por estar con un “mortero”, durante la manifestación contra la reforma provisional macrista, Sebastián Romero fue extraditado al país este mes de junio. Tras negarle la excarcelación en primera instancia, se apeló y consiguió que le den prisión domiciliaria. Hasta el 7 de agosto estuvo detenido en dependencias de la Policía Federal Argentina en la calle Madariaga, en Villa Lugano.

Sebastián Romero nació y se crio en Rosario. Vivió toda su vida en un barrio obrero “estudié y trabaje para poder progresar. Afrontando todas las trabas que nos ponen a la clase trabajadora”, contó.
A temprana edad comenzó a trabajar en la fábrica de General Motors. Posteriormente fue elegido delegado e ingreso a la militancia en el Partido Socialista de Trabajadores Unificado (PSTU).






Ese día de diciembre Movimientos y organizaciones sociales marcharon al centro porteño para manifestarse en contra del proyecto de reforma previsional que impulsa el gobierno de Mauricio Macri. Romero fue fotografiado con un mortero y su imagen fue difundida por todos los medios nacionales. Catalogado como “el violento del mortero” o “el gordo del mortero”, fue estigmatizado a lo largo y ancho del país.
-¿Qué paso ese día? ¿Cómo conseguiste el mortero?
-En las movilizaciones es común usar pirotecnia, yo me defendía con un cohete de venta libre. Cuando estaba yendo encontré una rama y le puse en la punta el mortero, apuntando para arriba no a la gente. Mientras que la policía estaba armada con balas de goma, gases lacrimógenos, motos, camiones hidrantes usándolo sin consideraciones cuando incluso habían jubilados movilizándose.
- ¿Después que todo terminó y viste la foto que circulaba en los medios cuál fue tu reacción?
- Continuaba estando indignado con la situación, se llevaban a los manifestando presos solo por estar manifestándose. En ese momento el gobierno de Macri se ensañó conmigo, los medios masivos reprodujeron mi imagen tantas veces que me querían preso. Le habían puesto precio a mi cabeza. Me asusté cuando vi los mensajes de odio que habían empezado a recibir mis amigos y familia.
- ¿Cuándo decidiste irte del país?
- Cuando vi esos mensajes que mi familia y amigos estaban recibiendo decidí que para proteger sus vidas me tenía que ir y alejarlos a ellos de todo eso. De toda la maquinaria del Estado atrás mío.
- ¿Cómo te encontraron?
-El 30 de mayo estaba regresando para Argentina, y en la aduana del Chuy cuando presenté la documentación saltó mi pedido de captura y me detuvieron. Tomé la decisión de volver porque no se puede estar toda la vida así. Yo no tenía delitos en Uruguay entonces no me llevaron a una cárcel común.
-¿Cómo fueron estos meses desde que te extraditaron?
-Me extraditaron en junio, en plena pandemia. No me dejaron traer nada. Me trajeron con lo puesto. Me acuerdo que estaba helado y yo venía de remerita que fue lo único con lo que me dejaron pasar. A los demás los soltaron cuando llegamos a Argentina. Esas mismas personas fueron las que me acercaron frazadas y cosas porque no tenía nada.
-¿Cómo lidiaste con la estigmatización?
- No me afectó que me digan gordo. Es una sociedad sexista y discriminadora, ridiculizar a una persona por su apariencia física. Quisieron ridiculizarme para que se pierda el mensaje político. Pero yo reivindico ese apodo, porque voy a seguir luchando por los derechos de los trabajadores. Y aquellos que quisieron dejarme como un violento, solo contribuyeron a que me vieran como lo que soy, un trabajador protestando.
-¿Cómo te ves en el futuro?
-Me veo trabajando, seguir militando y construyendo mi partido y la Liga Internacional de los Trabajadores. Tenemos que esperar a ver como siguen las causas y esperando el juicio.