jueves 28 de marzo de 2024
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Los suspendieron en el sector petrolero y se convirtieron en productores de hidroponia

sábado 29 de agosto de 2020

El 20 de marzo empezó a regir el decreto que instaló el aislamiento social, preventivo y obligatorio en Argentina y eso le cambió la vida a muchos. Es el caso de tres amigos de Neuquén que, suspendidos de su trabajo, se hicieron socios, montaron un invernadero en la chacra familiar y esta semana vendieron su primera cosecha.
Martín Amarante trabaja como conductor de un colectivo que lleva trabajadores a los distintos yacimientos de hidrocarburos, y Víctor Malavé y Jorge Meñica transportan cargas con el mismo destino.
“Nos juntamos con mi cuñado Víctor y nos propusimos hacer algo. Se nos ocurrió que lo mejor era armar y arreglar un tractorcito abandonado y apenas lo hicimos nos empezaron a llamar para hacer algunos trabajos en barrios de la zona. A los 15 días se nos sumó Jorge, a quien conozco hace unos 15 años, que estaba en nuestra misma situación”, le contó Amarante a Infocampo.
Para cuando el trabajo estaba terminado, pensaron en acondicionar la tierra con la intención de sembrar algo. “Pero al momento de plantar no sabíamos qué poner. Para nosotros este era un rubro totalmente desconocido, así que cruzamos a la chacra de un productor vecino esperando algún consejo para aprovechar la tierra. Sin embargo, cuando llegamos nos mostró que tenía un invernadero y la idea de hacer uno propio nos encantó a los tres”, recordó Martín, quien también vive en una chacra, que heredó de su suegro productor.
Si bien sembraron lechuga, ajo y cebolla de verdeo en unos 15 surcos, los días siguientes se dedicaron de lleno a construir con sus propias manos un invernadero de 300 metros cuadrados. Empezaron el 25 de mayo y para el 27 de junio estaba terminado. Mientras lo construían, empezaron a mirar videos tutoriales sobre hidroponia y se propusieron intentarlo. Para el 20 de julio de este año ya habían sembrado 3.500 plantas de lechuga y 1.500 de rúcula bajo ese sistema.
Para montar este emprendimiento productivo invirtieron el resto económico que les quedaba de los últimos meses de trabajo y recibieron financiamiento del Centro PyME Adeneu, una agencia de desarrollo de la provincia a la que acudieron fundamentalmente buscando el apoyo y asesoramiento técnico que necesitaban. “Sin esa ayuda, la puesta en marcha nos hubiese llevado más tiempo”, explicó Amarante.
A pesar de las lluvias y nevadas, esta semana hicieron su primera cosecha y vendieron alrededor de 500 atados de rúcula “Don Domingo”, la marca con la que identificaron a su vivero hidropónico y que ya está presente en las redes sociales buscando trascender Plottier e incluso la provincia para contar el día a día y las particularidades de la hidroponia.

CUANDO PASE LA PANDEMIA
Los amigos y socios ya se preguntaron qué será del emprendimiento cuando pase la pandemia y puedan volver a sus trabajos habituales. Dejarlo no está en los planes y, por el contrario, ya piensan en crecer. “La idea es poder ir preparando a alguien que mantenga las plantaciones cuando no estemos porque, por el tipo de trabajo que hacemos, solemos estar hasta 10 días seguidos fuera de casa. A partir de eso, seguramente podamos producir y vender más. Si todo sale como esperamos, podríamos pensar en dejar nuestros trabajos y dedicarnos a esto”, reflexionan.