Por bajas ventas tiran 8 mil kilos de mandarina

La indignación recorrió las redes sociales el pasado viernes tras la difusión de un video que mostraba un camión descargando 8.000 kilos de mandarinas en el basural de Villa del Rosario, Entre Ríos. Las imágenes generaron preocupación por la situación que atraviesan los productores frutícolas de la zona, quienes se ven obligados a tirar su cosecha por la falta de demanda y los bajos precios.

El productor Elvio Calgaro, quien también es dirigente de la Federación Agraria de Entre Ríos, explicó que la fruta es perecedera y que, al no poder ser comercializada, se pudre rápidamente. "Es una vergüenza", lamentó Calgaro. "Recibimos un caramelo por kilo de fruta. Con eso no se llega a cubrir los costos de producción".

La zona norte de Entre Ríos es una de las principales productoras de mandarinas del país, con aproximadamente 150 millones de kilos producidos por año. Sin embargo, la caída del poder adquisitivo de la población ha impactado fuertemente en la demanda, lo que ha generado un excedente de fruta que no encuentra compradores.

"Veníamos bien y las ofertas iban acompañando la demanda en los últimos dos o tres años", explicó Calgaro. "Pero llegaron las lluvias, acompañadas por el receso económico. El poder adquisitivo de la gente se desplomó, eso es lo que nosotros notamos, y por lo tanto hay un poco más de fruta pero menos consumo".

A la baja demanda se suman los altos costos de producción, que incluyen agua, luz, combustible y mano de obra. Según Calgaro, los productores deberían cobrar entre 500 y 600 pesos por kilo para cubrir sus costos, sin embargo, el precio actual oscila entre $40 y $50.

"Estamos complicados", expresó Calgaro. "Arrancamos así, tenemos miedo que por ahí esto pase a otra producción, a otra variedad, que se prolongue en el tiempo".

La situación que atraviesan los productores de mandarina en Entre Ríos es un reflejo de la crisis que afecta al sector agropecuario en todo el país. Los bajos precios, la falta de demanda y los altos costos de producción están poniendo en riesgo la rentabilidad de las explotaciones agrícolas y generando un clima de incertidumbre y preocupación entre los productores.