lunes 20 de mayo de 2024

A 17 años de la desaparición de Otoño Uriarte se sigue buscando Justicia

lunes 23 de octubre de 2023

Otoño Uriarte desapareció el 23 de octubre de 2006. Su cuerpo fue encontrado en abril del año siguiente en el canal principal de riego. Tenía 16 años.

Hace 17 años, uno de los crímenes más aberrantes enlutó a la comunidad de Fernández Oro. Durante 17 años, el clamor por verdad y justicia nos ha unido cada 23 de octubre. 

A 17 años se sigue exigiendo Justicia y manteniendo viva la memoria hasta que la verdad salga a la luz.

En esos meses de búsqueda se tejieron un sinfín de hipótesis y siempre sobrevoló en la comunidad la complicidad del poder político y policial, pero nunca se logró saber qué paso con Otoño. 

En un primer momento la policía salió tras las pistas del mismo grupo de sospechosos que se mantiene hasta la actualidad porque uno de sus integrantes tenía en su poder la bicicleta en la que Otoño se movía el día que desapareció. Son seis las personas imputadas en la causa que a 17 años aún se mantiene abierta.

En ese momento estaba al frente de la comisaría de Fernández Oro Ives Vallejos, luego promovido como primer jefe de la Regional Quinta cuando se creó esa unidad en Cipolletti. Durante un largo tiempo también estuvo a cargo de la comisión que investigaba el homicidio el comisario Daniel Jara, que fue designado el máximo jefe policial durante la gestión provincial de Alberto Weretilneck e incluso resistió los primeros meses de Arabela Carreras.

La jueza García -entre 2007 y 2010- procesó dos veces a ese grupo de sospechosos conformado por Néstor Ricardo Cau, Germán Ángel Antilaf, José Hiram Jafri, Maximiliano Manuel Lagos, Federico Axel Saavedra y Juan Marcelo Calfiqueo.

La primera vez la Cámara Criminal, que en ese entonces revisaba la actividad de los jueces y juezas de instrucción, declaró nulo el procesamiento puesto que se les había imputado el homicidio y el encubrimiento, algo jurídicamente imposible.

Luego, la jueza modificó el hecho y los volvió a procesar, aunque la Cámara objetó la escasa prueba que había en contra de los acusados. Vencida con esos dos intentos, la magistrada tomó una licencia y ya nunca más regresó. El Consejo de la Magistratura la sometió a juicio político y la destituyó por inhabilidad psíquica sobreviniente.

Para ese entonces, año 2010, la secretaria de la Cámara Criminal Primera, Sonia Martín, fue propuesta, en la urgencia, para hacerse cargo como jueza sustituta no solo de la causa Otoño sino de todo lo que había en el Juzgado de Instrucción N°2.

Ese Juzgado fue el primer organismo judicial penal que tuvo la Cuarta Circunscripción cuando se separó de Roca y quedó abarrotado de causas el mismo día que empezó a funcionar.

Los sospechosos de siempre quedaron con falta de mérito que era una figura intermedia del anterior código procesal penal y finalmente en 2014 la jueza Martín, que ya era la titular del juzgado, firmó los sobreseimientos por falta de pruebas.

En una actuación casi estelar, el fiscal Chazarreta interpuso una casación, llegó al Superior Tribunal de Justicia y logró que, antes del cambio de código procesal en 2017, la causa se salvara en manos de Márquez Gauna que ya era jefe de fiscales.

Rita Custet, defensora general, hoy jueza del Tribunal de Impugnación, llevó la causa a la Corte Suprema de la Nación en la búsqueda de una resolución favorable para los imputados.

Después de años en el máximo tribunal nacional se conoció una mínima resolución de una carilla que, entre vericuetos legales, habilitaba a seguir investigando. De ahí la causa pasó de Cipolletti a Roca.

La descomposición del cuerpo fue otro obstáculo para esclarecer el crimen. Según fuentes forenses, la disgregación de la prueba, por el paso del tiempo, la conservación y los estudios previos, hacían imposible tener resultados rigurosos para las pruebas de semen.

“Era muy difícil hallar restos. Lo más probable es que cualquiera pudiera ser compatible por la degradación del pelo”, indicó una fuente con conocimiento en el procedimiento. La expectativa de la fiscalía es que a partir de nuevas tecnologías puedan acotar el margen de error.

El femicidio de Otoño fue entre su desaparición el 23 de octubre de 2006 y el hallazgo del cuerpo seis meses después. Está comprobado que llevaba mucho tiempo sin vida porque el cadáver estaba muy descompuesto. Tanto que la identificación la confirmó un estudio de ADN: aunque su padre Roberto la reconoció por las prendes de vestir y un colgante.