martes 23 de abril de 2024

Triste noticia: Murió la hija del neuquino al que negaron entrar a Córdoba

viernes 21 de agosto de 2020

Pablo Muse quería a la provincia para acompañar a Solange, quien padecía cáncer de mama. El hombre estaba esperando la autorización tras recibir el resultado negativo de su hisopado.
Desde marzo no se veian. La extrañaba y temía no poder volverla a abrazar. El estado de salud de la joven 35 años que soñaba con reencontrarse este fin de semana con su padre habia empeorado en los últimos días.
“Solange me estaba esperando. Estaba ansiosa por verme porque yo soy su luz y ella es la mía, pero no me dejaron estar con ella sabiendo que está grave... Mi hija está en manos de Dios y nadie más”. Las palabras de Pablo Muse, el padre de la joven que está con internación domiciliaria en Alta Gracia, Córdoba, son quebradas por el intenso dolor que lo invade y que desde el último fin de semana se mezcló con la impotencia que sintió cuando a pocos kilómetros de distancia le impidieron llegar al lado de su hija que lucha contra un cáncer.

La internación la realiza en una casa que la familia alquiló en la localidad de Alta Gracia, Córdoba. Está allí desde principios de marzo, cuando la cuarentena no era siquiera imaginada, mes en que llegó para poder realizar una serie de terapias alternativas acompañada por su madre, una psiquiatra y una psicóloga.
Pasaron más de cinco meses y debido a la gravedad del estado de salud de Solange, Pablo comenzó a tramitar los permisos correspondientes para salir de Neuquén, provincia en la que vive la familia desde hace siete años, y poder ingresar a Córdoba, lugar del que son oriundas Solange, su madre y tía.
Solange Muse, la joven que pelea contra un cáncer y que no pudo ver a su padre por la cuarentena y los controles para ingresar a Córdoba.“Viajé acompañado por mi cuñada, Paula Oviedo, que tenía el permiso de Regreso a casa, y el permiso especial mío por la situación de mi hija. El Centro de Operaciones de Emergencia de Córdoba tenía toda la información del viaje, los documentos de ambos, el Certificado de Discapacidad de mi cuñada -que tiene discapacidad motriz-, los dos permisos de regreso por urgencia y de regreso al domicilio. La gente de COE se comunicó conmigo el sábado por la mañana para preguntarme qué ruta iba a tomar. Se la dije completa, sabían que iría y por dónde”, revela Muse sobre los trámites que realizó en tiempo y forma.


Consternado, agrega: “Por el supuesto protocolo que tienen en Córdoba, me solicitaron que 48 horas antes del viaje me hiciera el hisopado que debía dar negativo, pero no pude pagarlo de manera particular porque cuesta $ 8.500 cada uno y estoy desocupado. Las autoridades sanitarias no lo hacen si uno no tiene síntomas, pero cuando avisé que viajaba y envié todos los permisos solicité que me lo hicieran en Córdoba”.
Ese mismo sábado 15 de agosto a las 20:00, Pablo y su cuñada salieron de Neuquén con destino a Córdoba creyendo que todo estaba bien ya que no recibieron notificación que indicara lo contrario. “Pasé los controles de la policía de Río Negro, de La Pampa, de Gendarmería. A las 6 de la mañana del domingo llegamos a Huinca Renancó (en el límite sur de la provincia) donde está el control sanitario en el que comenzaron los inconvenientes”. Desde allí no pudo seguir y le ordenaron que regresara a su casa.

“La policía de tránsito me hizo estacionar en la banquina, ya había un par de autos más. Esperamos hasta que llegara la gente de sanidad para tomarnos los datos. Recién a las 8:30 llegó mi turno para ingresar. Allí no me pidieron ni hicieron el hisopado sino que me hicieron un test de COVID, ese que se hace con unas gotas de sangre. La mujer que lo hizo me dijo que luego me llegaría un WhatsApp del COE al que debía informarles la posición en la que me encontraba a cada hora hasta llegar a Alta Gracia, pero a la media hora el resultado del test dio dudoso. Me hicieron otro y resultó igual”. Ese resultado marcó el destino de ambos.
Luego, por pedido de Pablo, se lo realizaron a su cuñada y le dio negativo. “Ella vive conmigo, es paciente de riesgo y dio negativo, por eso pedí que me hicieran un tercer test pero dijeron que con dos es suficiente. Solicité un hisopado en el hospital que estaba a un kilómetro y me lo negaron”, revela.

“A las 10 de la mañana llamé a mi mujer para contarle lo que estaba pasando. Pude hablar con Solange y cuando supo que no iba a poder llegar se sintió muy mal, la golpeó porque me estaba esperando... se había ilusionado con vernos”, dice devastado.
Eso no fue todo. Cuando la policía le ordenó regresar a Neuquén, le avisó que un patrullero lo acompañaría hasta la salida de Córdoba y que desde allí otro móvil tomaría la posta hasta que lleguara a su ciudad. En total, fueron ocho patrulleros.