jueves 25 de abril de 2024

Cuáles son los parques de nieve para disfrutar del esquí

domingo 26 de junio de 2022

Neuquén.- Durante la temporada de esquí en Argentina la brújula de los turistas locales y extranjeros que deciden disfrutar de vacaciones fija su rumbo hacia la Cordillera con un objetivo claro: gozar de la nieve y todas las actividades que la magia blanca trae consigo.
El entusiasmo por hundirse hasta las rodillas en los bosques nevados o bien la expectativa por contemplar una panorámica de los pálidos picos no es lo único que motoriza el éxodo turístico. Se suma al senderismo, al trekking y a los paseos por los gélidos lagos el deporte extremo de estación, que se impone con fuerza hace ya varios años

El Cerro Bayo -una de las perlas de Villa La Angostura por las inmejorables vistas del lago Nahuel Huapi desde su cima, a 1.782 metros de altura- sedujo a un aventurero con su moto, el belga Jean-Pierre Raemdonck van Megrode, quien había llegado de su país natal con la intención de fundar un centro de esquí.
Motorizado por su amigo de la secundaria Jean Groverman, que vivía en La Angostura con su mujer, en 1961 este viajero y aventurero arribó a estas tierras para visitarlos luego de una gira por todo América, que había iniciado en Estados Unidos.
Sus conocidos habían comprado un pequeño terreno con vistas al lago Nahuel Huapi donde sólo había un surtidor de nafta y mucho por hacer. El imponente paisaje no demoró en enamorar a la joven pareja y desde ese vínculo, mediante fotos y anécdotas sedujeron a Raemdonck van Megrode, que regresó a Bélgica y dos meses después volvió a suelo patagónico con una decisión tomada.
Cuando se radicó en Argentina, La Angostura apenas contaba con 500 habitantes, número que crecía en temporada alta, una foto que no resiste mirada anacrónica alguna: la Secretaría de Turismo informó que en febrero de este 2022 hubo un 93% de las 6 mil plazas hoteleras ocupadas, un panorama especialmente diferente al que encontró el belga.
El espíritu curioso de Raemdonck van Megrode lo llevó a buscar alternativas para divertirse. Inspirado por el clima y su geografía, visualizó junto a su hermano la posibilidad de abrir un centro de esquí para los lugareños en unas parcelas que años después se convertirían en el centro de esquí con una de las mejores vistas del continente.
La tarea no fue fácil. Jean-Pierre y Michele, que venían de vender wafles en Bariloche como primer emprendimiento, planificaron el proyecto con total desconcierto sobre el origen de esas tierras. Lograron dar con su dueño, un abogado que las había recibido como parte de pago de un cliente y que hasta el momento no pretendía deshacerse de ellas.
De las 600 hectáreas, el belga supo negociar 60, un terreno que mediante el aporte de más vecinos agrupados -150 en total- dieron vida a una asociación civil responsable de la inversión para comenzar a dar los primeros pasos del proyecto.
Los primeros desmontes y marcaciones para señalizar las pistas abrieron el camino a inversiones más fuertes orientadas a los medios de elevación, que durante sus inicios supieron improvisar con un ingenioso "armatoste" compuesto por una rueda de camioneta, un motor monocilíndrico, un cable de 6 mm de espesor y ganchos para colgar a los esquiadores.
Pasaron los meses y la repercusión del centro de actividades aumentó, los vecinos dejaron de ir hacia Chile para disfrutar de los deportes de estación y robustecieron el turismo local.
Actualmente, el Cerro Bayo cuenta con 24 pistas con cuatro niveles de dificultad, cuatro Itinerarios fuera de pista, 16 medios de elevación y dos telecabinas séxtuples: Jean Pierre -en honor al pionero belga- y Cumbre.

Caviahue
La combinación de frío bajo cero y calor en un mismo lugar tiene de contradictorio lo mismo que de tentador, y el centro de esquí Caviahue, en Neuquén, cumple con esa fantasía. Es que más allá de las actividades habituales de un parque de nieve, este lugar cuenta con un agregado: las aguas termales de Copahue, con reconocidas propiedades curativas y estéticas.
Esta región de valores curativos conformada por Caviahue y Copahue -un municipio incluye ambos distritos- es famosas por estos espejos de agua que ya eran aprovechados por los indios pehuenches antes del año 1870, quienes al toparse con estas emanaciones del subsuelo, pese a su olor azufrado, no se privaban de los baños. Pero antes hacían una ofrenda a Aun-Co, quien hasta ese momento era el dueño de esas tierras. Por si fuera poco se suma a la magia del lugar la custodia del volcán Copahue -con últimas erupciones entre 2012 y 2016-.
Rodeado de legendarios árboles araucanos –entre los más antiguos del mundo-, Caviahue (o "lugar de fiesta" en la lengua mapuche) se construyó en la década del 70 y actualmente posee una capacidad para más de 2 mil tratamientos curativos diarios en sus termas.
Además, cuenta con 22 pistas de esquí y 12 mecanismos de elevación para transportar más de siete mil pasajeros por hora. El acceso a este complejo, a 1.647 msnm, está por completo asfaltado desde la capital neuquina, a unos 220 kilómetros.







Es el único centro de esquí en el país que fue creado y está administrado por mapuches. Este cerro, con una altura de 2 mil metros, se encuentra dentro de las tierras de la reserva indígena de la agrupación mapuche Puel, frente a la bellísima Villa Pehuenia, a 190 kilómetros de Neuquén capital.
Rodeado de lagos (como el Aluminé y el Moquehue), cuenta con medios más de 300 metros de medios de elevación. Su historia no escapa a la cultura de la comunidad mapuche Puel, donde, a partir de que el volcán Batea Mahuida se apagó y formó en su cráter una laguna, los pobladores históricos de estas tierras se establecieron a su alrededor.
"El cerro de la Batea", como indica su traducción, alardea el nacimiento del río Bío Bío en su cumbre y desde allí también se puede observar el volcán Icalma, también del lado chileno.
En Batea Mahuida se puede esquiar y hacer snowboard, pero no es lo único. Cercano al complejo, se halla un bosque fósil de pehuenes y grabados rupestres de interés arqueológico y cultural.

Primeros Pinos
A 50 kilómetros de Zapala y 230 de la ciudad de Neuquén, las suaves pendientes del parque Primeros Pinos están en un predio de seis hectáreas. Las tres pistas Cerro Quelli Mahuida, Primeros Pinos y del Bosque conforman el centro ideal para dar los primeros pasos en el esquí.
Posee medios de elevación de arrastre que pueden transportar hasta 750 personas por hora. En cuanto al alojamiento, además de la cercanía con Zapala, el parque también cuenta con una hostería dos estrellas con restaurante en la base del centro, a los pies del cerro Quelli Mahuida.


A 16 kilómetros de San Martín de los Andes, el complejo Las Pendientes completa el trio de pistas aptas para principiantes de la provincia.
Cuenta con dos pistas poco empinadas, una con mayor dificultad de 750 metros de largo y otra de 400 metros, ambas ideales para sentir un poco de adrenalina sin correr grandes riesgos. Las pistas estás conectadas con la base del cerro Chapelco a través de un bosque de lengas centenarios, el árbol representativo de los bosques andinos patagónicos.

Chapelco


A diferencia de la mayoría de los centros de esquí que comenzaron bajo la inquietud de los locales que practicaban el deporte, el desarrollo de este centro de esquí se fue gestando al calor de la demanda turística.
Hacia 1973, lo único relacionado con el deporte en San Martín de los Andes eran la Escuela Provincial de Esquí y la escuela del Club Lácar, que enseñaban a esquiar a los vecinos. Sin embargo, la presencia de profesionales austríacos fue la clave para comenzar a idear el proyecto que luego se convertiría en el complejo deportivo Chapelco.
El gobierno provincial se contactó con Guillermo Reynal, entonces titular de Austral Líneas Aéreas y Cielos del Sur, para desarrollar el centro invernal. Reynal era habitué de Zürs Arlebrg, una pista de Austría, y organizó un viaje a San Martín de los Andes con potenciales inversores ded para presumir su belleza.
Así es como llega Alfred Auer a Chapelco, un joven esquiador de 23 años, quien finalmente decidió radicarse en nuestro país.
Con el esquí en su máximo esplendor, Auer capacitó a quienes iban a ser futuros colegas. Unos 50 profesores austríacos se juntaron con tres argentinos y comenzaron a darle vida a Chapelco -"arbusto de agua"- que tiene su cumbre a 1.980 msnm, 28 pistas con diferentes dificultades (de los 20 a los 45 grados de inclinación) y 1.600 metros de superficie esquiable.